domingo, 5 de julio de 2009

En esto sí creo (2)



Cuentan que en el antiguo Japón, dos monjes Zen, uno anciano y su discípulo, caminaban rumbo a su monasterio. Al llegar a un arroyo algo crecido, se encontraron con una mujer joven que, preocupada, dudaba sobre si cruzar la corriente.

Los monjes Zen estaban prohibídos de tocar a una mujer, más, sin pensarlo dos veces, el monje anciano la tomó en sus brazos y cruzó la corriente cargándola. Ya una vez al otro lado del río, la joven y el monje se hicieron una reverencia, para luego continuar sus caminos.

A partir de ese momento, el monje más joven caminó tras su maestro, totalmente en silencio, y muy mortificado. Cuando ya casi veían las puertas de su monasterio, al atardecer, el joven monje no pudo soportar más:

- ... Maestro,... ¡USTED TOCÓ A ESA MUJER!,...

Y el viejo maestro le contestó:

- Así es. Yo la cargué y la dejé al otro lado del río,.... pero tú la sigues cargando hasta aquí....




Un hermoso relato que deja una muy valiosa enseñanza...
Abel.

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