viernes, 31 de julio de 2009

Entrevista del Diario Perú21 a Eliana Cano, psicóloga y miembro de “Católicas por el Derecho a Decidir”



Pocas veces en una prensa parametrada por el miedo a hablar de religión (como la nuestra), uno se encuentra con reportajes ó entrevistas dignas de mención, pero la que ha publicado hoy Perú21, es para destacarla: acá se las muestro:

Entrevista (31-07-09), publicada en el Diario Perú21 a Eliana Cano, psicóloga y miembro de “Católicas por el Derecho a Decidir”

José gabriel Chueca: “Decir sexualidad de Iglesia Católica en la misma frase, en general, representa conflicto, más aún si hablamos de mujeres, en cuyo caso hablamos de pecado y culpa. Eliana Cano es representante de “Católicas por el Derecho a Decidir, mujeres que, sin dejar su fe, cuestionan políticas eclesiales.

Eliana Cano: “Católicas por el Derecho a Decidir es una organización sin fines de lucro que con el tiempo se han convertido en un movimiento de mujeres católicas que no renuncian a su fe y que trabajan muy fuerte por algo fundamental en la vida: el derecho a decidir “.

Pregunta: La Iglesia Católica desalienta el uso de anticonceptivos. Esa es una herramienta de decisión sobre el cuerpo
E.C.- La Iglesia Católica somos todos los que nos consideramos católicos. La jerarquía eclesial, el Vaticano es, digamos, la oficialidad. Pero dentro de la Iglesia hay diversas voces, incluidas las nuestras. Es cierto que, para esta oficialidad, todo lo relacionado con regulación de la reproducción y vivir la sexualidad es un campo cuestionable: es pecado. Hay personas que nos consideramos católicas, que hemos crecido en esto y que usamos métodos anticonceptivos porque así queremos que sea. Pero, más que eso, queremos llamar la atención sobre la injerencia que tienen en la Salud Pública.

Pregunta: Si este fuera un Estado donde el gobierno político y el credo religioso fueran juntos, como en algunos países musulmanes, tendría sentido. Pero, en un Estado laico, la Iglesia no debe tener injerencia
E.C.- La jerarquía eclesial en el púlpito va a decir lo que bien considere. Pero en la política pública no debería haber esta injerencia. Y en el Perú, aunque los políticos lo digan, no es un Estado laico. El Perú ha firmado un acuerdo que le da privilegios a la jerarquía eclesial de la Iglesia Católica, como no pago de impuestos y asignación de dinero del presupuesto nacional. Eso nadie lo ha puesto en debate.

Pregunta: ¿y ustedes qué plantean?
E.C.- Nosotras, cono Católicas por el Derecho a Decidir, no vamos a discutri con la jerarquía eclesial, no la vamos a confrontar porque tiene un proceso histórico que no vamos a negar. Pero, cuando afecten los derechos de las personas en el terreno de la sexualidad, nos pronunciaremos.

La Iglesia reprime en las mujeres el ejercicio libre de la sexualidad –los hombres se la llevan fácil-, mediante la culpa. Usted, imagino, antes de hacer activismo, ha tenido que superar esa culpa
E.C.-Cultura, religión y sexualidad es una construcción muy fuerte de la que nadie se salva. Todos hemos crecido con algún precepto y, en la diferenciación de roles, las mujeres somos quienes hemos llevado una parte muy dura. Desde cómo se llama el inicio no sexual, virginidad –que viene del modelo mariano de la virgen-. Yo, como mujer católica, admiro el modelo de la Virgen María, pero no pretendo ser como ella, que es inalcanzable, además. Pero es muy fuerte en el cotidiano.

Especialmente en lo cotidiano,…
E.C.-El cuerpo es un territorio de decisiones: desde cosas tan simples como qué me pongo hoy, hasta cómo lo luzco o qué permito con él. La gran enseñanza en sexualidad ha sido: eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca. La consecuencia es la culpa. Hay quienes cuestionamos todo esto: no me preguntes si soy virgen, sino cuándo fue que me inicié sexualmente. Son procesos lentos para, entre comillas, regir tu propia libertad.

En Lima, ser mujer, ejercer libremente la sexualidad y hablar de eso –como hacen los hombres-, es como ser gay y salir del clóset. Va a encontrar censura.
E.C.-estar aquí, dando esta entrevista y hacer activismo, pasa por haber hecho una revisión de mi vida, de atreverme, de llamar a las cosas por su nombre, de escribir –es exponerse-. Quienes trabajamos estas agendas estamos expuestas a la crítica destructiva porque estamos removiendo lo impuesto. En mi familia, a la que adoro, he tenido acogida. Y sé que no todos tenemos ese privilegio. En la plataforma pública no es fácil ser calificadas de criminales, abortistas, no católicas que quieren confundir a la gente,… excomunión.

¿No era más fácil olvidar a la Iglesia?
E.C.-No. Es que la Iglesia Católica no es solo jerarquía eclesial. Hay quienes se alejan, pero lo hacen con remordimiento y cólera. Pero tuve otros encuentros en mi fe, cosas simples en mi vida, nada teórico, ni complicado, ni corporativo. Por eso pensé que era mejor quedarse en este lado de la orilla y plantear una alternativa. Y nos encontramos con muchos hombres y mujeres que piensan parecido, pero que no tienen la posición o el valor para abrir el tema.




Derecho a decidir, derecho de todos(as)
Abel.

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