La verdad, verdad, yo ni sabía quién michi era el famoso padre Alberto Cutié: mi queridísima madre –adivinaron: como me llamo Caín, mi “amá” se llama Eva-, me pasó la voz una tarde, para que vea a “ese simpático y joven curita que sale en la tele,…escucha los buenos consejos que da,…”, me dijo. ¡Ay mi madre: siempre pensando que algún día “volveré a la senda del bien”!!!, ¡bueh!, la cosa es que escuché al cura del cuento: la verdad es que no era –para mí-, su discurso, nada más que una especie de charla de parroquia “unplugged” matizado con una reactualización de filosofía barata y libros de autoayuda. Tras mi acostumbrado “¡Naaaaaa,…!”, de costumbre, me fui a mi cuarto a chatear y a olvidarme del asunto, pero a la mañana siguiente,… ¡cuál sería mi sorpresa al prender la tele, ver las noticias y encontrarme con que, mientras dormía, explotó la bomba!!!!
Ahí le pasé la voz a mi “amá” y le dije que viese la tele: el Padre Cutié sorprendido con una mujer en la playa de Miami,…. Y haciendo con las manos (y boca), lo que cualquier “cristiano”. Entenderán la desazón de mi madre, pero yo no le dije nada como: “¿VES VES?, ¡AHÍ ESTÁ PUES TU CURITA, JAJAJAJAJA!!!!!” (soy malvadín, pero no tan malo como para hacerle eso a mi “amá”) En fin, una de esas ocasiones en las que,… el destino nos demuestra que Dios parece tener un perverso sentido del humor,…. (¡buenaaa “God”: ni yo la hubiese planeado mejor!)
Y al pobre padre Cutié le cayeron los medios con todo,… ¡y es que también se mete a hacer “cosas de hombres” je,je; ¡y es que “hay que tener “calle”, “barrio”, para meterse en eso de tener “jermita” y que nadie se entere!!!. El pobre curita del cuento se olvidó que, en estos tempos de las comunicaciones instantáneas y paparazzis, su uno sale en la tele, es inmediatamente, en un personaje público, con todos los beneficios y riesgos, y para eso, no hay sotana que valga.
Pero siendo sinceros, hay que sentir “penita” (así en diminutivo, por que mi pena es chiquita), por el pobre diablo –ya que cura dejó de ser,…-, viendo cómo después lo vimos todos, compungidito, cariacontecido y con mirada de baboso que no supo qué le pegó, casándose con la susodicha,… ahí nos dimos cuenta de algo tan viejo y triste como la vida misma: que el ex padrecito era más mundano de lo que muchos nos imaginábamos: que de “vivo” no tenía ni un pelo (la viva era la, su ahora mujer,…), y nuestro ex sotanudo era en realidad miembro de esa infame y sufrida cofradía de hombres llamados “los sacolargos”: ¡verdad que casi casi, me imaginé al ver la cara de la tal Ruhama, ante el altar, que parecía que la tipa le tenía al ahora ciudadano Alberto Cutié con una pistola encañonada en la espalda!,… ni modo: “para vivo, vivo y medio”, dicen por ahí. En el fondo, le deseo suerte al nuevo y más famoso exponente del idiota al que lo casan con el antediluviano truco del “corralito”.
Así viví el escandalete de curas del mes de mayo (como van las cosas, este año podemos crear una lista de “los 10 escándalos del año de la Iglesia), y para terminar mi cuento, les pongo acá el video de los Pichi Boys, el cual creo que es la mejor mofa que le han hecho al ahora pastor episcopal, infeliz marido (se le ve en la cara), y sacolargo con todos los honores, “Padre” Alberto Cutié.
...¡De sotanudo a "calzonudo", QUÉ TAL CAMBIO!!! JAJA
Caín.
JAJAJAJAJA
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